La hidrofilia describe la propiedad de una sustancia de atraer el agua o disolverse en ella. Las moléculas hidrófilas tienen grupos polares, como hidroxilos (-OH), aminas (-NH₂) o carboxilos (-COOH), que pueden formar enlaces de hidrógeno con las moléculas de agua. Esta propiedad las distingue de las moléculas hidrófobas, que repelen el agua y se disuelven en disolventes apolares.

Antecedentes técnicos
La hidrofilia es crucial en el tratamiento del agua, ya que muchos sistemas de filtros y membranas se basan en esta propiedad. Los materiales hidrófilos, como el acetato de celulosa o el alcohol polivinílico, se utilizan a menudo en las membranas, ya que tienen una gran humectabilidad y favorecen el flujo del agua. En los procesos de adsorción, las superficies hidrófilas ayudan a fijar eficazmente las sustancias polares disueltas.

Aplicaciones prácticas

1. Filtración por membrana
   Las membranas hidrófilas son especialmente eficaces en sistemas de ultrafiltración y nanofiltración. Ofrecen una alta permeabilidad y una menor susceptibilidad al ensuciamiento por sustancias orgánicas, ya que favorecen un rechazo natural de las partículas hidrófobas.

2. Tratamiento químico
   En las plantas de tratamiento de aguas residuales industriales se utilizan productos químicos hidrófilos para aglutinar y separar las sustancias orgánicas y contaminantes del agua. Ejemplos típicos son los floculantes hidrófilos, que eliminan eficazmente los sólidos disueltos.

3. Recubrimientos y materiales filtrantes
   Los recubrimientos hidrófilos de los materiales filtrantes mejoran la absorción de agua y evitan la formación de barreras hidrófobas, lo que aumenta la eficacia de la filtración.