Los dispersantes son aditivos químicos que desempeñan un papel fundamental en el tratamiento de aguas industriales y de aguas residuales. Su función principal es poner en suspensión estable las partículas sólidas o los depósitos presentes en el agua y evitar la formación de depósitos en las superficies. Especialmente en circuitos de agua de refrigeración, sistemas de calderas y sistemas de membranas los dispersantes son esenciales para proteger el sistema de las incrustaciones, el ensuciamiento y los depósitos.

Antecedentes técnicos y funcionalidad

En los sistemas que contienen agua, especialmente los que tienen un alto contenido mineral, existe el riesgo de que sustancias insolubles, como el carbonato cálcico, los silicatos o los productos de la corrosión, se depositen y formen sedimentos en los intercambiadores de calor, las tuberías y las membranas. Esto no sólo provoca una pérdida de capacidad de transferencia de calor, sino también una reducción del caudal y, en última instancia, un aumento de las necesidades energéticas y de los costes de explotación. Los dispersantes evitan estos depósitos manteniendo las partículas en suspensión e impidiendo que se fusionen.

Los dispersantes actúan de tres formas principales:

1. Estabilización de partículas: Los dispersantes se unen a la superficie de las partículas en suspensión y les confieren una carga superficial negativa. Como resultado, las partículas se repelen entre sí y permanecen suspendidas.
2. Reducción del tamaño de las partículas: al dividir las partículas sólidas de mayor tamaño en partículas más pequeñas se reduce la probabilidad de que se formen depósitos.
3. Prevención de la formación de flóculos: Los dispersantes evitan la formación de copos más grandes que, de lo contrario, podrían depositarse como sedimentos en tuberías o intercambiadores de calor.